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Reciben el nombre de anélidos ya que su cuerpo está formado por anillos.
Forman túneles por los que el aire entra al subsuelo, lo cual ayuda a que la tierra no se encuentre tan compacta y a que los organismos aerobios (los que usan oxígeno) puedan vivir. Además, por esos huecos también puede pasar fácilmente el agua cuando es época de lluvias, lo cual permite que las plantas reciban
los nutrientes que necesitan por
medio de sus raíces.
Tienen una textura lisa.
Por lo general son de color rojo
si viven en la superficie o blanco
si viven en el interior del suelo;
las rojas son pigmentadas y se
protegen del sol y las blancas no son pigmentadas y son fotosensibles.
La diferencia entre las lombrices y los gusanos es que
los segundos son larvas de moscas
o de algún otro insecto y no son anillados; las lombrices sí
son anilladas.
Tienen ojos,
oídos y dientes pero no patas.
Su consistencia es un poco viscosa debido a que 80% de su cuerpo es agua.
Existen de varios tamaños, dependiendo de su tipo pueden medir de 1 mm a 15 cm, aunque en Brasil se han encontrado lombrices de más de un metro.
Existen tres categorías ecológicas
de lombrices:
Endógeas: viven al interior del suelo.
Epigeas: viven en la superficie del suelo.
Anécicas: se mueven de arriba hacia abajo.