En México existen 67 especies de serpientes venenosas, que se clasifican en dos grandes familias:

Elapidae: Agrupa a las serpientes de coral y a una sola especie de serpiente marina. El veneno de estos animales ataca al sistema nervioso central y puede provocar parálisis respiratoria.

Viperidae: Incluye serpientes como víboras de cascabel, nauyacas, cantiles y otras más. Su veneno contiene proteínas capaces de degradar diferentes tipos de tejido, provocar o inhibir la coagulación sanguínea e incluso, en algunos casos, detener la comunicación entre el cerebro y los músculos.

Para los científicos es muy importante estudiar en el laboratorio el efecto de los venenos, porque así es posible elaborar antivenenos efectivos que eviten los daños causados por la mordedura de serpiente.