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Portada febrero de 2006

Por: Magali Peraaza Castillo

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PARTE 3
—O sea… ¡yema, clara y cascarón! —exclamó Huitzilli, pletórico de emoción.
—Además, estudio las ondas que viajan por el interior
—continuó el ixtlamatini—. Existen las primarias P, secundarias S y superficiales L. Las P comprimen y expanden el terreno, las S empujan hacia arriba y hacia abajo el suelo y las L viajan lentamente por el exterior —terminó de decir el ixtlamatini, al tiempo que el viento soplaba travieso.
—¡Uh! ¡Uh! Tengo onda P si sonoro canto, onda S si montado en el caballito de mi carrusel avanzo hacia arriba y abajo, onda L si me sacudo y me retuerzo poquito…pero, ¡ya son las seis, vámonos Huitzilli!
—¡Espera viento! Quiero decir a los niños que el terremoto no teman, más bien que se prevengan —Y terminando de decir esto, se escuchó un silbido.
—¡Uh! ¡Uh!
Era el viento que ululaba mientras levantaba a Huitzilli de su asiento. El príncipe desapareció en la carroza del viento. Ahora está dormidito con sus cobijitas brillantes, en la mina de diamantes.